Han pasado ya tres días de la irreparable e irremplazable perdida del Compañero Néstor Kirchner.
Han pasado con un Pueblo maravilloso que una vez más, dio su entrega apasionada y dignificante ante instancias decisivas.
Han pasado atravesados por la expresión de un mar de enormes sentimientos anidados en lo profundo de los corazones argentinos, pero a la vez, atados a la razón política, a la militancia y a un modelo de país con desarrollo e inclusión.
Sentimientos fuertes que reflejan el amor popular, y tan firmes en su viva manifestación, que han sentenciado con una contundencia inevitable el apoyo al Proyecto Nacional y Popular.
Sentimientos justos ratificadores con claridad inviolable del camino actual, tanto en su andar, como en el significado profundiozador de las transformaciones a futuro, para seguir construyendo una Patria justa, libre y soberana.
Han pasado ríos de lagrimas por la perdida de un líder político que ya se encuentra entre los próceres de América Latina.
Ríos emotivos; conmovedores; reales; plenos, que también han ratificado nuestras convicciones y el apoyo incondicional a la única Compañera capaz de conducir la continuidad de este proceso histórico, Cristina Fernández.
Esos ríos populares, enteramente nuestros, han dado muestras de las varias enseñanzas que Néstor nos ha dejado para seguir con la valentía que urge ante las circunstancias venideras.
Enseñanzas sobre el compromiso inclaudicable con la verdad; la memoria y la justicia, las reparaciones históricas en materia de igualdad social y civil, la recuperación de la política como herramienta de transformación y la subordinación de la economía a esta, la recuperación del rol central del Estado como articulador y reparador en una sociedad desigual, la dignificación de la palabra y con ella la dignificación de la militancia.
Enseñanzas que nos obligan a dar todo por este proyecto entendiéndolo como la única vía sustentable en la construcción de una Patria para todos.
Han pasado con un Pueblo maravilloso que una vez más, dio su entrega apasionada y dignificante ante instancias decisivas.
Han pasado atravesados por la expresión de un mar de enormes sentimientos anidados en lo profundo de los corazones argentinos, pero a la vez, atados a la razón política, a la militancia y a un modelo de país con desarrollo e inclusión.
Sentimientos fuertes que reflejan el amor popular, y tan firmes en su viva manifestación, que han sentenciado con una contundencia inevitable el apoyo al Proyecto Nacional y Popular.
Sentimientos justos ratificadores con claridad inviolable del camino actual, tanto en su andar, como en el significado profundiozador de las transformaciones a futuro, para seguir construyendo una Patria justa, libre y soberana.
Han pasado ríos de lagrimas por la perdida de un líder político que ya se encuentra entre los próceres de América Latina.
Ríos emotivos; conmovedores; reales; plenos, que también han ratificado nuestras convicciones y el apoyo incondicional a la única Compañera capaz de conducir la continuidad de este proceso histórico, Cristina Fernández.
Esos ríos populares, enteramente nuestros, han dado muestras de las varias enseñanzas que Néstor nos ha dejado para seguir con la valentía que urge ante las circunstancias venideras.
Enseñanzas sobre el compromiso inclaudicable con la verdad; la memoria y la justicia, las reparaciones históricas en materia de igualdad social y civil, la recuperación de la política como herramienta de transformación y la subordinación de la economía a esta, la recuperación del rol central del Estado como articulador y reparador en una sociedad desigual, la dignificación de la palabra y con ella la dignificación de la militancia.
Enseñanzas que nos obligan a dar todo por este proyecto entendiéndolo como la única vía sustentable en la construcción de una Patria para todos.
Compañero Ikal Samoa